Un lugar con historia DONDE PODER empezar a contar la tuya

NUESTRA HISTORIA

Un legado familiar

Desde 1988

Corría el año 1971 cuando Ellen Dalmeyer, una joven holandesa de 16 años, dejó su país natal para visitar Valencia en busca de la esencia mediterránea. El amor por un hombre le hizo inseparable de estas tierras, pero el amor por Valencia hizo que este se convirtiese en su hogar. No sabemos si fueron las playas, el imponente monasterio, la prolífica huerta o las montañas que se vislumbran en el horizonte, o quizás una combinación de todas, pero aquella mujer se quedó prendada de El Puig de Santa María y sus alrededores.

Buscando el mejor lugar donde establecerse, se fijó en un terreno que contaba con una huerta, un establo y una antigua alquería valenciana en ruinas. Se quedó mirando los vestigios de aquel edificio tradicional, símbolo de labradores y agricultores, emblema de la huerta, y sintió el impulso de darle una segunda vida.
Con la intención de reconstruir lo que sería la residencia principal de su familia, en 1988 se puso manos a la obra, dejándose recomendar por las gentes del pueblo que la acogieron como a una vecina más.

La alquería crecía al mismo tiempo que sus hijos, y, cuando estos llegaron a la edad de nueve años, las madres de sus compañeros de clase empezaron a ver el potencial de aquella bonita edificación.

Fue entonces cuando una de ellas le pidió prestada la alquería para celebrar la comunión de su hijo. Dada su amistad con aquella mujer, Ellen aceptó, sin saber que aquel evento sería el primero de muchos que vendrían después.

Esa comunión fue el detonante de todas las celebraciones que han sucedido después. Ellen no solo prestaba su encantadora masía, sino que se involucraba en cada celebración. Fue así como descubrió su pasión por la organización y decoración de eventos.

Poco a poco, aquella masía que Ellen había visualizado como su futuro hogar se empezó a convertir en un precioso espacio para hacer realidad los sueños de muchas personas.

Revisando las escrituras de los antiguos dueños, una familia que había vivido en la antigua alquería derruida, Ellen se percató de que a ellos les llamaban cariñosamente “Los Cucalas”. Para darle su toque natal, como extranjera afincada en Valencia, decidió cambiar las letras C por K de lo que ahora conocemos como La Alquería Kukala.

Actualmente, Sandro Signes, hijo de Ellen, continúa el legado con el mismo fin que empezó su madre, hacer realidad los sueños de muchas parejas.

sobre nosotros

Sandro Signes jugando
a las cocinitas con 7 años.

VALORES

Pasión
Integridad
Excelencia

Propósito

Calidad antes que cantidad. Cuidar del entorno y las personas antes que la indiferencia. Aconsejar antes que vender. Parejas antes que clientes. Sensibilidad y minimalismo antes que excentricidad. Escuchar antes que hablar. Atención y cuidado como prioridad en cada celebración. Comodidad y acogedor antes que frío y distante. Adaptarse antes que la rigidez.

Nuestra alquería

Bienvenidos a La Alquería Kukala, un refugio privado y encantador donde los sueños de tu boda se hacen realidad de manera única e inolvidable. Este espacio boutique, ubicado en un entorno natural, es el escenario perfecto para celebrar uno de los días más importantes de tu vida. Aquí, cada detalle es meticulosamente cuidado para asegurar una experiencia singular y memorable.

Contacto

Si queréis celebrar vuestra boda en la Alquería Kukala, os recomendamos reservar una cita previa donde nuestro equipo os recibirá para enseñaros el espacio y nuestros menús de boda.

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